lunes, 27 de agosto de 2012

¿Jesús entrega su sangre por todos o por muchos?





Hace más de un año que en nuestras parroquias y capillas se ha comenzado a utilizar en nuevo Misal romano, en una edición preparada en Argentina, pero vigente para todo el cono sur (Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y Chile). A lo mejor muchos no se han dado cuenta del libro nuevo, pero si habrán notado un cambio en las palabras en el momento de la consagración del vino: del tradicional: “Tomad y bebed todos de él, porque este es el Cáliz de mi sangre, sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.”, ahora se hace un cambio y se dice:”…que será derramada por vosotros y por muchos, para el perdón de los pecados…”. Aunque ciertamente no es el único cambio del nuevo Misal, no es el motivo de éste artículo el hacer un análisis litúrgico (o de rúbricas), sino el de fundamentar bíblica y teológicamente este cambio.

Antes de analizar el cambio hecho, decir que la edición argentina y de los demás países del cono sur, aceptaron también el cambio de lenguaje en la consagración de la fórmula española a la latinoamericana: “tomen y coman…”, “tomen y beban…”, pero ésta innovación no fue aceptada por la Conferencia Episcopal de Chile, por lo que se tuvo que hacer una edición propia para Chile.

Pues bien, volvamos al tema que nos atañe en nuestro articulo. El cambio realizado de “todos los hombres”, por: “y por muchos”, puede parecer en una primera impresión como un reducir la salvación universal solamente a algunos, excluyendo a otros, lo cual podría causar asombro y cierto recelo, al ser escuchado en contraste con lo anterior. Nos podríamos preguntar: ¿acaso cambió algo en la teología de la Iglesia, con respecto a la salvación?, porque al pasar de TODOS  a MUCHOS existe una diferencia en la lengua castellana; pasar de la totalidad a un adjetivo que no implica sino a una parte, puede prestarse a confusión.

Presentada la problemática en cuestión veremos, las razones por las cuales se ha llegado a este cambio en la expresión de la consagración del Vino. La Constitución Apostólica Missale Romanum[1] (1969), con la que el Papa Pablo VI promulga el nuevo Misal reformado tras el Concilio Vaticano II, establece en Latín que las palabras de la consagración sobre el cáliz son las siguientes: “Accípite et bíbite[…] qui pro vobis et pro multis effundétur”. No hace falta saber mucho latín para darnos cuenta que junto al “por vosotros” (pro vobis), dice: “y por muchos” (et pro multis), esto quiere decir que el nuevo texto del Misal recupera la expresión latina en su correcta traducción. Sin embargo no nos basta quedarnos sólo hasta aquí, ya que nos interesa ir aún más allá, hacia nuestra fuente principal: La Biblia.

Los textos de la institución de la Eucaristía aparecen en los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), y en la primera carta a los Corintios en la teología paulina (recordemos que en Juan, la institución de la Eucaristía se expresa en el signo del lavado de pies: Jn 13). Los textos son Mt 26, 28; Mc 14,24; Lc 22,20; 1Cor 11,25. Es en los textos de Marcos y Mateo donde se específica que el Cáliz consagrado por Jesús es derramado por “vosotros y por muchos”. Veamos el texto de Mateo para seguir nuestro estudio: “…porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados”[2]. El texto en griego efectivamente usa el adjetivo pollw◊n (Polon), que significa “muchos”.

Toda esta explicación desde las fuentes nos deja claro que la innovación litúrgica es correcta, pero no soluciona la dificultad de pensar que se está excluyendo de la salvación a unos “pocos”. Hay que decir que en el lenguaje semítico[3] -bajo cuya lógica son escritos los evangelios, aunque nuestros textos originales sean en griego- cuando usa el adjetivo “muchos, una muchedumbre”, no excluye la idea de totalidad, es decir a “todos”, esto quiere decir que en la mentalidad semítica, que no tiene términos absolutos[4] , cuando se dice: “muchos”, se dice: “todos”. La salvación entregada por Cristo en la cruz y Resurrección, y que se hace memorial en cada Eucaristía, es universal y sin exclusión.


[1] Esta Constitución se encuentra al inicio de nuestro Misales
[2] Traducción de la Biblia de Jerusalén, en su edición de 1998.
[3] Se entiende por lenguas semíticas, aquella familia de lenguas del Oriente próximo, donde se incluyen: el hebreo, el arameo y el árabe.
[4] recordemos que cuando Jesús le dice a Pedro de perdonar setenta veces siete, no es el resultado de la multiplicación, sino que quiere decir siempre

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